Una mujer, profesora de piano en un conservatorio, frecuenta cines porno y tiendas de sexo para escapar de la influencia de su dominante madre. Uno de sus alumnos se propone seducirla.

Suzanne es una madre separada que trabaja de narradora en un espectáculo de marionetas. Como dispone de poco tiempo para estar con su hijo Simón, contrata como niñera a Song Fang, una estudiante taiwanesa. Pronto entre ellos dos se establece un mundo propio y lleno de complicidades, en el que juega un papel importante un misterioso globo rojo.

Laura, una joven de 19 años, estudiante universitaria de primer curso, quiere sacar sus estudios adelante pase lo que pase. El curro no le basta para vivir y llega a una tal situación de miseria que una noche, desesperada, decide contestar a un anuncio de Internet. Joe, 57 años, busca a una estudiante para compartir momentos de ternura con ella. Cien euros la hora. "Lo haré una vez y no más", se dice a sí misma. Tres días más tarde, Laura se encuentra en la habitación de un hotel, en compañía de Joe. Así se pone en marcha el ciclo infernal.

Prudence Friedman tiene 17 años. Sola y a la deriva en el apartamento de la familia, conoce a Marilyne, una chica inadaptada de la escuela que le hace descubrir las carreras ilegales y peligrosas de Rungis. Fascinada por Reynald, Franck y los otros chicos de la pandilla de Rungis, Prudence trata ganar su plaza en la banda, intentando hacer pasar su soledad por libertad.

«Garganta profunda», una película pornográfica dirigida por Gerard Damiano, un peluquero amante del cine, y protagonizada por Linda Lovelace, una muchacha tímida manipulada por un marido controlador, se estrenó en 1972 y dividió al público, que empezó a hablar abiertamente de sexo, de deseo y de placer femenino; pero también de violencia y de abuso; y de la pornografía, hasta entonces una industria casi clandestina, como un fenómeno cultural revolucionario.