Baciami ancora
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Carlo y Giulia se han separado y están a la espera del divorcio, aunque se vean con frecuencia a causa de su hija Sveva. Carlo se da cuenta de estar aún profundamente enamorado de su ex e intenta reconquistarla. Marco siente en cambio que se está distanciando de su esposa, que durante años ha deseado en vano un hijo. Adriano vuelve tras diez años de ausencia, de los cuales dos en una cárcel de Colombia por droga, y lo que más desea es volver a estar con el hijo que abandonó recién nacido. La madre del niño, Livia, ha empezado hace poco una relación con Paolo, el perdedor del grupo, devorado por una depresión que le separa de todos. Alberto, por el contrario, es el único que aún busca una vida fuera de los esquemas, al margen de la rutina.