En 1957, Dorothy y Edmund Yates (Keith y Rupert Davies) se comprometieron en una institución para los locos criminales, ella por actos de asesinato y canibalismo y él por encubrir sus crímenes. Quince años después, son declarados aptos para la sociedad y liberados. Sin embargo, en el caso de Dorothy, los médicos pueden haber disparado un poco. Edmund y su hija mayor, Jackie (Deborah Fairfax), intentan descubrir hasta dónde la ha llevado la sed de sangre de su madre. Mientras tanto, la hija menor Debbie (Kim Butcher) comienza a explorar las raíces locas de su árbol genealógico lo más completamente posible.

Lincoln Mathers es un ambicioso analista neoyorquino que se traslada junto a su mujer Sara y su hija Beth a una antigua mansión londinense. Una vez allí, Sara desentierra accidentalmente parte del perturbador pasado de la ciudad y es poseída por un viejo espíritu. Poco a poco, su comportamiento se vuelve cada vez más violento y extraño hasta convertirse en una completa desconocida que amenaza con destruir su propia familia. Cuando Lincoln admita finalmente que su mujer ha sido poseída se verá obligado a dar un salto de fe y confiar en gente con creencias fuera de lo común para poder salvar a su esposa.

Una bella mujer a punto de casarse es acechada por un transtornado psicótico, el mismo que ha asesinado a su madre.

El director general de un banco londinense ha urdido, por puro entretenimiento, un plan para robar 200.000 libras; pero, cuando se enamora de una atractiva mujer de la alta sociedad, decide llevar a la práctica su proyecto.