Caronte es enviado a prisión acusado del asesinato de Toni, después de que Paniagua preparase todo el escenario para inculparle. Marta se pone manos a la obra y, con la ayuda de Aurelio, recopila diferentes pruebas para convencer al juez de que todo fue una trampa tendida por el comisario. Sin embargo, Paniagua tiene un último as bajo la manga.