Carmen, Luis y Toño dan por fin con Rubén, que hace de cantautor callejero en el parque. La policía le está buscando, así que deciden que el mejor lugar para esconderlo es en el hotel. Después de conseguir escapar en varias ocasiones, Rubén se cuela accidentalmente en la habitación de El Músico. El empleado de Villaescusa está ocupado preparando su golpe maestro: colocar en el sótano del complejo los explosivos suficientes para dañar la estructura. Sólo tiene que esperar la llamada del mafioso para pasar a la acción. Por fin suena el móvil, Vilalescusa ha cambiado de opinión, tiene acabar con todos.